Es pequeña; y tiene el busto
de un egregio literario,
los domingos, Con que gusto
a su sombra paso el rato.
Y los días de semana,
cuando paso tempranito,
a la luz de la mañana
es su aspecto más bonito.
Sus palmeras orgullosas,
bate el viento noche y día
y le cuenta una y mil cosas
que dan pena y alegría.
Y en muchisimos ocasos,
cuando ya todo esta en calma
he creído oír los pasos
del genial Ricardo Palma.
En las tardes estivales,
con tu encanto plazoleta,
has podido hacer reales
mis ensueños de poeta.
miércoles, 2 de diciembre de 2009
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